Opinión

El impacto de Leonel Fernández en la tribuna mundial

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha sido, por décadas, un escenario donde los presidentes de la República Dominicana han tenido la oportunidad de presentar diagnósticos, denunciar injusticias y proponer rutas de acción. Desde Joaquín Balaguer hasta Luis Abinader, cada mandatario ha utilizado ese podio para mostrar una visión del país y, en menor o mayor medida, dejar una huella.

Sin embargo, al analizar la resonancia internacional, la consistencia temática y el peso diplomático, los discursos del Dr. Leonel Fernández se distinguen con nitidez. Fernández no solo acudió como jefe de Estado; lo hizo como un intelectual político con una narrativa globalizada, capaz de enlazar los problemas locales con las corrientes internacionales.

Balaguer utilizó el foro para proyectar estabilidad y atraer inversión en épocas de fragilidad democrática. Hipólito Mejía, con un estilo más campechano, resaltó la necesidad de cooperación internacional frente a desastres naturales y pobreza, aunque con menor impacto en términos de resoluciones. Danilo Medina centró sus intervenciones en la lucha contra la pobreza y la educación, logrando cierta visibilidad, pero sus discursos no trascendieron en la agenda de resoluciones del organismo. Abinader, en sus turnos más recientes, ha insistido en la crisis haitiana y el cambio climático, logrando que se preste atención a la isla, aunque en gran medida sin avances concretos en el Consejo de Seguridad.

Lo que ha separado a Fernández de sus pares ha sido su capacidad de colocar la República Dominicana en el mapa de la discusión global. Durante sus mandatos, denunció la especulación financiera que detonó la crisis del 2008, advirtiendo que el mundo necesitaba una regulación internacional más estricta. Fue una voz temprana que, en foros posteriores, inspiró debates y documentos de trabajo en organismos multilaterales.

Otro de sus aportes fue su constante llamado a la cooperación Sur-Sur y a la integración regional, temas que se insertaron en la narrativa de la ONU sobre desarrollo sostenible. No menos importante, Fernández elevó la voz en favor de los países pequeños y vulnerables frente al cambio climático y las desigualdades, alineándose con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y luego con los ODS.

Más allá de la tribuna formal, Fernández ha cultivado un perfil de mediador en conflictos internacionales. Sus intervenciones para facilitar diálogos en Honduras, Haití y Venezuela han mostrado que no se limita a la retórica, sino que ejerce la diplomacia como un oficio práctico. Esa doble condición, orador brillante y mediador eficaz, lo ha convertido en una figura de respeto que trasciende la política dominicana.

Cuando se evalúan las participaciones dominicanas en la Asamblea General, es claro que cada presidente aportó en su estilo. Pero Leonel Fernández sobresale como el que más logró que sus planteamientos se vincularan a debates globales y a resoluciones tangenciales de la ONU. Su mirada estratégica, sus advertencias tempranas sobre crisis económicas y su defensa de los pueblos vulnerables lo colocan como la voz dominicana de mayor impacto en ese escenario.

Hoy, aunque ya no ostenta la presidencia, su posible presencia en Nueva York durante la 80ª Asamblea General reafirmará esa condición de político global que entiende que el tiempo y el lugar son también parte del arte de gobernar.

Por: Jaime Bruno.

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