EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. -A los años de edad pudo balbucear sus primeras palabras. ¡El niño ya habla!
Así de terrible fueron los primeros años de existencia de Ramón Nery, nacido bajo el manto de la indigencia de La Joya, Santiago, el 10 de mayo de 1963.
Sólo uno de esos extraños milagros de la naturaleza permitió que el pequeñito Ramón dejara de ser sordo-mudo a los ocho años de edad.
Antilione Nery y María del Carmen María, una humilde pareja de labriegos, vieron con honda alegría que sus prédicas no habían quedado en el vacío.
La fe no les había abandonado, y el quinto de sus hijos sería tan normal como cualquier otro niño del barrio.
Sin embargo, el mote de el «sordito» le quedaría indeleblemente como recuerdo de aquellos difíciles primeros años cuando apenas le entendían a base de señas.
A los 9 años, su hermano Frank, boxeador aficionado, lo llevó al gimnasio del entrenador Chencho Peña. En su primera sesión Ramoncito dejó perplejo al entrenador con su natural estilo de pelea.
Desde ese momento todo sería cuestión de tiempo -muy poco tiempo- para que el Sordito comenzara a escalar peldaños vertiginosamente.
-Campeón aficionado de Santiago por espacio de cuatro años de las 60 y 70 libras.
-Campeón mini mosca (108 libras) en el Torneo Copa Ayuntamiento de Santiago.
-Subcampeón nacional -medalla de plata- en los Juegos Deportivos Nacionales de 1977.
-Ingresa al pre-seleccionado nacional de boxeo, con vistas a los VIII Panamericanos. En las eliminatorias pierde una decisión protestada a Miguel Mercedes, quien obtuvo así el derecho a representar en el país en el citado evento.
-Ingresa a las filas de Marina de Guerra, y en los Juegos Militares conquista medalla de bronce.
-Pasa al profesionalismo en enero de 1980.
-Record como aficionado: 98 combates, los cuales 83 fueron victorias, incluyendo 45 por nocaut. Las cinco derrotas fueron decisiones cerradas. Hoy día -a los dieciocho años de edad- y tras un año y cinco meses en el boxeo de paga, Tony -El Sordito-Nery como se le conoce en el ambiente boxístico, es el pugilista novicio con mejores perspectivas para conquistar una corona mundial.
La sensacional actuación de Nery le ha permitido mantenerse invicto en sus primeros ocho compromisos profesionales, incluyendo siete triunfos por nocaut
En su último compromiso, el Sordito demostró hasta dónde es capaz de llegar con el don natural de su pegada. Sus letales golpes dieron cuenta del boricua Orlando Maldonado, clasificado en el décimo lugar entre los pesos mosca del mundo.
El Sordito, subestimado por la prensa boricua creyendo que sería carne de cañón para Maldonado, dejó boquiabierta a la afición puertorriqueña, tras fulminar en ocho asaltos -por la vía rápida- al idolillo boricua.
Maldonado recibió una aleccionadora demostración. Antes del combate se había dedicado a insultar y ridiculizar al criollo, quien se mantuvo impávido hasta la hora de ajustar cuentas.
«Subí al ring dispuesto a ganar por nocaut, porque no quería arriesgarse a ir a decisión localista. Cuando lo tumbé en el séptimo, sabía que no se iba recuperar, ya que lo había golpeado bastante en los costados», explica Nery con su típico hablar cibaeño.
El triunfo espectacular de Nery lo pone en el umbral de una colocación en el grupo de los diez mejores del mundo en su categoría.
«Mi aspiración es conseguir una oportunidad por el título mundial ya sea en la división mosca o mini mosca. Me siento capacitado para combatir con cualquiera de los campeones mundiales”.
El aguerrido gladiador pone en sus palabras un singular sello de seguridad: «Nunca he sentido miedo por ningún contrincante; siempre subo al ring decidido. No creo que haya boxeador en mi categoría que me pueda asustar»
Quizás los orígenes de esa bravura que exuda, milímetro por milímetro, el pugilista santiagués proviene de la tradicional fama de la gente de Joya, quienes históricamente han dirimido sus diferencias con cuchillos y machetes. Por lo común cuando se habla de gente guapa, capaz de arriesgar su vida por cuestiones de honor, se toma como ejemplo a la gente de la Joya
Desde 1977, el Sordito Nery radica en la capital, en el sector Alma Rosa, ubicado en la margen oriental del Río Ozama, Convive con sus hermanos Frank y Luz María.
«Lleva el boxeo en las venas -refiere Frank-. Desde que dejé el boxeo aficionado me dediqué a prepararlo porque descubrí que tenía dotes naturales para llegar lejos en esta actividad».
El Sordito, como todo buen hijo, no olvida los desvelos de sus padres quienes todavía viven en La Joya. «Espero progresar rápido en esta actividad y conseguir el dinero suficiente para comprarle una casa a mis padres y mejorar su situación económica».
Tony Nery no quiere que su padre continúe siendo un barrendero al servicio del Ayuntamiento de Santiago. «Mi viejo se ha sacrificado mucho. Espero mejorar su situación económica y que pueda realizar un trabajo que no sea tan forzado y poco remunerado».
De ahí a que cada día ponga más énfasis en sus entrenamientos, y que con frecuencia se le vea corriendo desde tempranas horas de la mañana por las calles de Alma Rosa, y cuando no, en el Gimnasio «Miguelito Rueda» propiedad del Comisionado Nacional de boxeo, doctor Ramón Pina Acevedo.
Las demás victorias de Nery han sido ante los criollos Félix Díaz, José De Jesús, Juan Mario Ortiz, Félix Burgos, Elpidio Jiménez y Elpidio De Paula (Kid Macumba). Este último es el único que se salvó del nocaut.
Desde su segunda pelea profesional, el santiagués está bajo la égida del conocido manejador Pedro Aponte, de nacionalidad puertorriqueña, radicado aquí.
«Pedro se ha portado como un padre. Nos sentimos muy satisfechos de su trato. Es una persona muy atenta, y nunca me ha dejado fuera de lo que se planea en torneo al muchacho; creo que el futuro está asegurado con Pedro», comenta Frank.
El Sordito volverá a subir al cuadrilátero el próximo mes, dentro de una cartelera del Palacio de los Deportes, aunque todavía no se ha establecido con quien cruzará disparos.
Tras su espectacular triunfo sobre Orlando Maldonado, el nombre de Tony «El Sordito» Nery ha sonado en los más apartados confines del firmamento pugilístico, y desde ya se le sitúa como una de las grandes promesas de la actualidad.
El humilde Sordito de Joya está trillando el camino que conduce al pedestal mundialista. Lleva pasos muy firmes.
Por Heriberto Morrison
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